En un contrato de compraventa es fundamental incluir una serie de cláusulas para proteger los derechos e intereses de ambas partes:
Datos de las partes: Deben estar claramente especificados los datos de identificación del vendedor y del comprador, incluyendo nombres completos, estado civil, números de identificación fiscal (NIF o CIF), direcciones, etc…
Descripción de la propiedad: Se debe detallar claramente la propiedad que se está vendiendo, incluyendo su dirección completa, la superficie construida y útil, los límites de la propiedad, etc.
Precio y forma de pago: Se debe establecer el precio de venta acordado y la forma en que se realizará el pago, ya sea al contado, mediante financiación, o mediante la entrega de una señal y el resto en el momento de la firma de la escritura pública.
Condiciones suspensivas: Se pueden incluir condiciones que deben cumplirse para que la venta se lleve a cabo, como la obtención de financiación por parte del comprador, la obtención de licencias o permisos necesarios, etc…
Gastos y cargas: Se debe especificar quién asumirá los gastos e impuestos derivados de la compraventa, como el impuesto sobre transmisiones patrimoniales (ITP) o el impuesto sobre el valor añadido (IVA), así como los gastos de notaría, registro de la propiedad, etc.
Fecha de entrega y posesión: Se debe establecer la fecha en que se entregará la propiedad al comprador y también la fecha que se le dará la posesión efectiva de la misma.
Garantías: Se deben incluir garantías por parte del vendedor, como la garantía de que la propiedad se encuentra libre de cargas y gravámenes, o que no existen vicios ocultos, etc….
Firma ante notario: Se debe establecer que el contrato privado posteriormente se elevará a escritura pública ante notario.
Es importante que el contrato de compraventa sea redactado por un profesional del derecho, como un especialista en derecho inmobiliario, para asegurarse de que cumple con todos los requisitos legales y protege adecuadamente los intereses de ambas partes.
¿Qué puede suceder si no está bien redactado?
Si un contrato de compraventa no está bien redactado o carece de ciertas cláusulas importantes, pueden surgir una serie de problemas y riesgos para ambas partes involucradas.
Ambigüedad o falta de claridad: Un contrato mal redactado contiene ambigüedades o términos poco claros que pueden dar lugar a disputas y tensiones entre las partes sobre el significado o la interpretación de ciertas cláusulas.
Falta de protección legal: Sin las cláusulas adecuadas, una de las partes podría quedar desprotegida en caso de incumplimiento por parte de la otra parte. Por ejemplo, si no se incluyen cláusulas de garantía sobre el estado de la propiedad, el comprador podría no tener recurso en caso de descubrir defectos o vicios ocultos después de la compra.
Riesgo de litigio: Un contrato mal redactado aumenta el riesgo de disputas legales entre las partes, lo que puede resultar en costosos litigios y pérdida de tiempo y recursos.
Invalidación del contrato: En algunos casos, un contrato mal redactado podría ser considerado inválido o nulo por un tribunal, especialmente si no cumple con ciertos requisitos legales obligatorios.
Costos adicionales: Si surgen disputas o problemas debido a un contrato mal redactado, las partes podrían enfrentarse a costos adicionales en términos de honorarios legales, reparaciones, compensaciones, etc.
Conclusión
Por estas razones, al redactar o revisar un contrato de compraventa, es fundamental contar con la asesoría de un profesional del derecho, especializado en derecho inmobiliario, para así asegurarse de que el contrato cumpla con todos los requisitos legales aplicables y proteja adecuadamente los derechos e intereses de las partes involucradas. Abert, Consultoría Inmobiliaria, es la solución cerca de ti…